“La ansiedad me empujó a mirar hacia adentro y a transformarme.”

Para mí, la ansiedad no es un enemigo. Es una alarma del cuerpo que te pide frenar, mirar hacia adentro y reconectar con lo que venís dejando de lado.

Es incómoda, sí. Pero profundamente transformadora. Aparece cuando algo necesita ser sentido, entendido y sanado.

Yo también pasé por ahí. Y sé lo que es no entender lo que te está pasando, tener miedo de tus propios síntomas y sentirte atrapada en un cuerpo que ya no reconocés.

Entre 2019 y 2022 viví con ansiedad generalizada, ataques de pánico, agorafobia e hipocondría. Tenía síntomas físicos que me angustiaban todos los días: pinchazos en el pecho, opresión, falta de aire, visión borrosa, sensación de irrealidad, pensamientos catastróficos, miedo a morir de un infarto, miedo a enloquecer. Me despertaba con una sensación constante de amenaza y desconexión.

Y aunque ya estaba estudiando Psicología, me sentía completamente perdida. Pasé por médicos, estudios, noches sin dormir. Leía, investigaba, buscaba ayuda… pero nada parecía darme respuestas claras. Solo me sentía más confundida.

En ese tiempo llegué a creer que esto me iba a acompañar para siempre. Pensaba: “¿por qué a mí?”, “¿voy a estar así toda la vida?”. Pero había algo dentro mío que no se rendía.

Con el tiempo entendí que la ansiedad no era un error ni un desajuste que había que eliminar, sino una señal. Un síntoma que hablaba de un conflicto más profundo: de todo lo que había venido silenciando, postergando, reprimiendo. De un modo de vida que ya no podía sostener más.

Ese fue mi punto de inflexión. Empecé a cambiar el enfoque. Dejé de pelearme con la ansiedad y empecé a hacer algo que nadie me había enseñado: sentir. Sentir de a poco. Incorporar las sensaciones incómodas en lugar de intentar eliminarlas. Aprender a hacer un alto. Escuchar lo que mi cuerpo y mis emociones me querían decir.

No fue mágico ni inmediato. Fue un proceso lento, como un cuentagotas. Pero paso a paso empecé a reconectar conmigo. Aprendí a observar mis pensamientos sin identificarme con ellos, a regular mi sistema nervioso, a habitar mi cuerpo desde otro lugar. A darme lo que durante años me había negado: descanso, ternura, paciencia.

Y desde ahí surgió mi propósito.

Hoy soy psicóloga clínica especializada en ansiedad y autora del libro Todo lo que necesitás para sanar la ansiedad. Acompaño a personas que sienten que ya no pueden más, que no entienden lo que les pasa, que quieren dejar de vivir en alerta. Personas como la que fui yo, que buscan respuestas reales, herramientas prácticas y un espacio humano donde puedan recuperar la confianza en sí mismas.

Trabajo de manera online, a través de sesiones personalizadas, contenido en redes, recursos digitales y programas de acompañamiento. Y cada cosa que creo está hecha desde la experiencia, desde la formación y, sobre todo, desde la honestidad.

Este proyecto nació de mi historia personal, pero hoy es mucho más. Es una forma de transformar el sufrimiento en sentido. Y de construir un negocio coherente con lo que quiero para mi vida: libertad, conexión, presencia.

Creo en una psicología que escucha, que no reduce, que no etiqueta.
Creo que los síntomas son mensajes.
Y que cada persona puede sanar cuando empieza a escucharse de verdad.

Porque sí, es posible vivir con más calma.
Y volver a confiar en vos.

“La ansiedad es un mensaje de tu cuerpo que puedes aprender a entender y sanar”

Mi objetivo es ayudarte a que entiendas tu ansiedad, a que aprendas a regular tu sistema nervioso, a que puedas volver a habitar tu vida con presencia. Y sobre todo: que dejes de vivir en piloto automático, creyendo que hay algo mal con vos. Porque no, no estás roto. Estás intentando sobrevivir con lo que tenés.